Cómo tratar el resfriado de mi gato

Si tiene mucho moquillo, límpiale esa mucosidad con un algodón o paño limpio. También puedes hacerlo con una gasita esterilizada. Si la mucosidad es seca, humedece el paño con suero fisiológico o agua y límpiale con suavidad, después sécala para que no se le agriete.

Si a tu gato, a causa de la mucosidad se le agrieta la nariz, o ves que le escuece puedes untarle un poco de vaselina para niños para que se le suavice.

Lleva a tu gato al cuarto de baño y deja el grifo abierto con el agua caliente unos 10 o 15 minutos. El vaho que producirá el agua ayudará a mejorar la respiración de tu gato.

Si tu gato siente desgana debes estimular su apetito. Puedes estimularlo con alimentos que huelan algo más fuerte, ya que necesita oler bien para comer y quizá la mucosidad no le deje oler bien su pienso seco. Prueba con bocaditos de pescado o carne en gelatina para gatos, pues tienen más olor y seguro que le encantará.

Si el resfriado le ocasiona conjuntivitis, límpiale los ojos con gasitas y suero fisiológico. Si ves que la conjuntivitis empeora, acude al veterinario.

Asegúrate que tu gato toma agua limpia y fresca, es imprescindible que esté bien hidratado. Puedes ofrecerle caldo de pescado o de pollo para estimular su hidratación.

La mejor cura para el resfriado de tu gato es la prevención, aunque ya esté vacunado. Hay enfermedades que no se pueden prevenir, pero otras sí. Evita que tu gato se exponga a cambios bruscos de temperatura o que pase frío.

Si no tiene ganas de juego, no le obligues ni le agobies, déjale que descanse para recomponerse de su mal cuerpo.

Si han pasado 4 o 5 días y tu gato no mejora, llévale al veterinario para que evalúe su estado de salud.

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