Cómo cuidar un gato esfinge

Cómo cuidar un gato esfinge

El gato esfinge, sphynx o gato desnudo, pertenece a esa especie de mascotas sin pelo, muy apreciada por los alérgicos amantes de los animales. Esta raza también es conocida como gato egipcio por su porte estilizado, que a muchos recuerda a la representación de la diosa egipcia Bastet, simbolizada en su apariencia de gato.

A pesar de su aspecto, el gato esfinge es un animal fuerte y musculado, de buena salud y alta resistencia, pero sus características nos obligan a saber cómo cuidar un gato esfinge. En unComo.com te lo aclaramos.

Un gato sin pelo

Aunque este es uno de los rasgos más apreciados del gato esfinge que le ha conllevado el sobrenombre de gato desnudo, lo cierto es que la ausencia de pelo no suele ser total. Algunos poseen un penacho de pelos a modo de flequillo y también en la punta de la cola.

El cuerpo del sphynx suele estar cubierto por una ligera pelusilla muy fina, aunque al tacto lo que notamos es su propia piel, con una textura parecida a la del ante. Ojo: esta información es para los alérgicos, ya que muchos de ellos se hacen con una de estas mascotas por estar considerada como hipoalergénica.

Sin embargo, para algunos especialistas, la alergia a los gatos es producida no por el pelo sino por la saliva del animal. De hecho, existe una especie asiática cuya composición de la saliva es completamente distinta al del resto de mininos conocidos. Esta raza está cubierta de largo pelo y, sin embargo, no produce alergia.

De todos modos, volviendo al animal, el hecho de que sea un gato desnudo le convierte en una mascota muy vulnerable al frío, por lo que es conveniente que tengamos este dato en cuenta a la hora de disponer su cama, su manta y ropa de abrigo e incluso un disco térmico, que le hagan los inviernos más soportables.

Ahora bien, en verano tenemos que ser conscientes de la incidencia de los rayos solares ya que puede provocar en el animal la misma reacción que en la piel de los humanos, pasando por pecas, manchas, oscurecimientos y quemaduras. Así que es bueno que protejamos a nuestro gato esfinge de los rayos directos del sol fuerte.

Carácter del gato sphynx

El aspecto extraño del gato esfinge le ha valido amores y desafectos, casi en la misma medida. Sería bueno que supiéramos que fue un felino de esta raza el que inspiró a Steven Spielberg para dar forma a su tierno E.T. y es que, aunque parezca mentira, son unos gatos realmente cariñosos y les encanta seguir a sus dueños por toda la casa.

También se llevan de maravilla con otras mascotas y con los niños. De todas formas no hay que pasarse y, de vez en cuando, el gato egipcio precisará de su propio espacio. Aún así, pronto volverá a la familia y reclamará sus atenciones y caricias, con ese carácter en el que la agresividad no tiene cabida y, respetando sus necesidades, no suele ser un gato estresado.

Cómo alimentar al gato esfinge

Este pequeñín es un comilón compulsivo, le encanta engullir y por ello es muy importante que tengamos en cuenta que su alimentación sea equilibrada para evitar problemas de peso. Cortar la comida en trozos más grandes obligará a nuestra mascota a masticar y le impedirá devorar rápidamente su ración de comida.

Es cierto, por otro lado, que al no tener pelo, el animal necesita mayor aporte calórico. De nuevo el elegir una alimentación adecuada y, de ser necesario y bajo prescripción veterinaria, un aporte de vitaminas y minerales, mantendrán a nuestro gato en un estado de salud óptimo.

Está claro que su alimentación va a contener mayor cantidad de proteínas y grasas que la de otras razas de gatos, incluyendo carnes de aves, carnes ricas en grasas, huevos, aceites de pescado, etcétera.

La higiene del gato egipcio

Precisamente tal ingesta de alimentos ricos en grasas y calorías serán los responsables de que su piel tenga una tendencia grasienta y eso, para que el gato egipcio tenga una correcta higiene, nos obliga a darle un baño semanal en verano y un par de baños al mes en invierno. Esto mantendrá su piel limpia y no tendrá problemas para transpirar.

Otra cuestión a tener en cuenta en los hábitos higiénicos de nuestra mascota son sus oídos. Esas largas orejotas suelen producir mucha cantidad de cerumen que debemos retirar con toallitas higiénicas con bastante regularidad.

Un buen rascador y un corte adecuado, que puede practicar el veterinario si te es más cómodo, mantendrá sus uñas en un magnífico estado.

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