Cómo comunicarme con mi gato

Aunque no te lo creas, tu gato sabe hablarte y debes saber escucharle para diferenciar qué es lo que te quiere decir. Escuchando sus maullidos podrás saber qué te está diciendo, ya sea que te necesita o que está enfadado y protesta.

Con un maullido corto te está saludando, si son varios de ellos, te está saludando muy feliz. Cuando maúlla con un maullido largo es que está pidiendo algo, y mucho más se hace notar si maúlla de forma larga y, además, te intenta guiar hacia dónde él quiere. Si se trata de un maullido intenso como si gritase, es porque algo va mal, comprueba que no le duela nada.

Los ronroneos también son fieles indicadores de comunicación con tu gato. Cuando tiene un ronroneo suave, está a gusto a tu lado y está exigiendo tu atención para poder ofrecerte su cariño. Si el ronroneo es largo, te está exigiendo algo, como por ejemplo, caricias. Si el ronroneo es agudo acompañado de chillidos o gruñidos es porque algo le duele o tiene miedo. Y si el ronroneo es grave acompañado de un lenguaje corporal extraño puede ser que no le guste algo.

Si tu gato sopla aire con el hocico abierto, con una mirada fija y con un lenguaje corporal indicador de agresión, puede que esté advirtiéndote de que quiere atacar. Cuando tu gato te habla, suele ir acompañado con lenguaje corporal, para poder dar énfasis en aquello que te quiere decir.

Háblale. Debes hablar a tu gato para que aprenda a comunicarse contigo. Cuanto más te comuniques con él, más rápido aprenderá él a comunicarse contigo.

Cuando quieras indicarle amistad, utiliza un tono agradable, ligeramente agudo, exactamente como si le hablaras a un bebé. En cambio, cuando quieras indicar disgusto o desaprobación, utiliza un tono de voz más grave.

Para que tu gato asocie una palabra a una acción debes repetirla cuantas veces sea la acción. Por ejemplo, dile “cama” o “a la cama” cuando quieras que se vaya a su cama a descansar.

Cuando quieras que tu gato elimine una conducta, dile un no rotundo para que vea que no estás de acuerdo. Es muy importante que cuando quieras que entienda la desaprobación no le acaricies al mismo tiempo porque podrías confundirle. Y jamás utilices agresión física a tu gato porque te cogerá miedo y rencor. La agresividad nunca es una buena opción.

Debes ser constante. Por ejemplo si no quieres que tu gato se suba a la mesa, sé constante en comunicarle que no te gusta, porque si cedes una vez, todo el trabajo anterior se tira por tierra. Utiliza un tono de regaño para que vaya entendiendo poco a poco que eso no te gusta y lo desapruebas. También puedes utilizar el famoso “shhht” como si fuera el no, ya que los gatos hacen un sonido parecido cuando están enfadados y pueden asociarlo rápido.

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