Qué hacer si a mi perro le da un ataque epiléptico

La epilepsia es una enfermedad que debe ser diagnosticada por el veterinario, por lo que si sospechas que tu perro ha sufrido un ataque epiléptico deberás llevarlo a un especialista para que confirme o no si estás en lo cierto y evalúe la necesidad de iniciar un tratamiento. La epilepsia es una patología que no tiene cura pero sí un tratamiento médico que reduce el número de crisis y la intesidad de las mismas. Sin embargo, este tipo de fármacos solo se adminsitran a aquellos perros que tienden a sufrir ataques epilépticos con mucha frecuencia, puesto que podría presentar efectos secundarios.

En la mayoría de veces los ataques son repentinos pero, en algunas ocasiones, podemos percibir señales que nos indican que nuestro can está a punto de sufrir una crisis epiléptica. El aviso principal es el estado de nervios. Algunos perros segundos antes de tener el ataque epiléptico se muestras inquietos y muy nerviosos, de manera que deberás estar alerta y prepararte para actuar.

Tanto si notas que tu perro está a punto de sufrir un ataque como si acaba de empezar, lo primero que debes hacer es mantener la calma. Los cans tienen la capacidad de sentir nuestras emociones y adoptarlas, de manera que si nota que estás nervioso conseguirás que él se ponga más nervioso de lo que ya está.

Luego, es muy importante que tumbes al perro sobre una superficie acolchada para que esté más cómodo y consiga relajarse. Lo ideal es que el cojín o colchón que utilices lo coloques en el suelo para evitar una posible caída. Si las convulsiones son muy fuertes deberás aguantarlo sin ejercer presión para que se mantenga tumbado.

Es fundamental que no intentes sacar la lengua de tu perro si le da un ataque epiléptico. No te preocupes por si se ahoga porque no lo hará, en cambio, si intentas moverla es probable que acabe por mordérsela de forma inconsciente.

Para los perros epilépticos que sufren ataques muy intensos y frecuentes, el veterinario puede recetar, además del tratamiento preventivo, un relajante muscular que deberá aplicarse durante la crisis. Dicho relajante se administra por vía rectal y pueden hacerlo los mismos dueños, siguiendo las instrucciones dadas por el veterinario. Lo ideal es que apliques la medicación cuando tumbes al perro. Recuerda que debes mostrarte calmado en todo momento. Una vez proporcionado el medicamento, el ataque remitirá rápidamente.

Tras finalizar el ataque, el perro suele quedarse desorientado y muy cansado, por lo que deberás dejar que se recupere. Para ello, déjalo tumbado sobre la superficie acolchada si se siente cómodo, en su cama o donde consideres que puede estar más tranquilo y relajado.

Aunque los ataques epilépticos son muy aparatosos y acostumbran a asustar a los dueños, debes tener en cuenta que raras veces acaban con la vida del perro y no presentan ningún tipo de efecto secundario. Una vez pasada la crisis, el can puede tener el mismo nivel de vida que un perro que no sufra epilepsia. Solo los casos más graves deberán seguir un tratamiento médico de por vida.

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