Cómo hacer que mi gato se adapte a una mudanza

Nuestras mascotas son como esponjas que absorben nuestros estados de ánimo. Aunque parezca que los gatos van a lo suyo, no es así y, si nosotros estamos nerviosos ante el traslado de casa, ellos también lo estarán.

Lo último que deberemos desmontar de nuestro antiguo hogar son la cuna, la mantita y los juguetes de nuestro gato, para que, en la medida de lo posible, puedan estar a gusto en casa hasta el último momento.

Durante el traslado, especialmente si nos cambiamos de ciudad, tenemos que procurar que el gato viaje cómodo en el transportín. Si lo tenemos que llevar con el coche lleno de cajas, ubicarlo de forma que éstas no le tapen la visibilidad y pueda tenernos a nosotros en su punto de mira.

Una vez que lleguemos a la nueva casa, lo primero que tenemos que hacer es buscar un lugar adecuado para el espacio de nuestro gato, lo más parecido al de la casa anterior.

Lo más probable es que nada más llegar el gato se esconda debajo de una cama o de una mesa, en busca de un lugar seguro en lo que él considera un entorno extraño. No debemos forzarlo a que lo abandone, ya que el gato necesita un tiempo para acostumbrarse.

Pueden pasar horas o incluso días, pero finalmente el gato saldrá a explorar y conocer su nuevo hogar. Debemos dejarle que se pasee por todas las estancias de la casa y se frote contra muebles y puertas, marcándolas con sus feromonas. Es la forma natural que tiene el gato de hacer suya la casa.

Cuando ya haya investigado, tenemos que dirigir al gato hacia los lugares que hemos elegido para que coma, haga sus necesidades y duerma. Al encontrar los objetos que tenía en el antiguo hogar, todo le resultará más sencillo. Si queremos hacer renovación, mejor dejar pasar unos meses, cuando el gato ya esté acostumbrado a su nueva casa.

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